Desde que se inventó la computadora el ser humano se ha visto fascinado por el potencial que existe en el campo de la informática. Tanto que en los últimos 10 años los ordenadores pasaron a ser una herramienta vital para miles de procesos, de ellos el más importante: la educación. Es indudable que sin este avance la comunicación entre los alumnos y profesor se vería afectada de manera drástica, pues hoy en día solo basta con tener celulares para tener una comunicación directa con cualquiera sin la necesidad de llamarle.
Las redes sociales dan la oportunidad de mantener el contacto con familiares y amigos aunque estén en otros países. Esto se convierte en una alternativa para las personas que no son capaces de costear una llamada internacional y que no desean dejar de hablar con alguien en alguna ocasión especial. En la misma vía funcionan las redes académicas que permiten la interacción entre los diferentes componentes del proceso educativo facilitando el desarrollo del mismo. Lo que antes se veía como imposible ahora lo es, pues solo se necesita programar una clase de forma virtual y cada de uno de estos componentes desde de sus hogares puede contribuir al avance de la clase.
Ya no es necesario que el profesor se siente a dictar promedios, es suficiente con subir las notas a una plataforma y el sistema hará el resto. Tampoco se necesita imprimir los trabajos, ya que basta con subirlos al espacio o plataforma para ser visto por el interesado.
A pesar de todos estos factores positivos existen docentes que se niegan a utilizar estas plataformas y prefieren seguir con su viejo librito sin darse cuenta que existen enciclopedias que afirman que lo que ese libro contiene ya no es factible ni verás. No toman, además, en cuenta el ahorro de papel y como esto tiene un impacto positivo en el medio ambiente, es de suma necesidad utilizar las tecnologías que van surgiendo para formar parte del sistema que cada vez es más competitivo.
Por otro lado existe un riesgo asociado a tan alto desarrollo y es que se puede perder el contacto humano, debido a que prácticamente no es necesario estar frente a frente para tener una conversación. Sin embargo, es imperativo que se aclare que el calor de un abrazo, un beso o un simple ¡hola! nunca podrá ser sustituido por ninguna máquina.
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